Relato: "La fórmula exacta del magnesio"






 Cada papel, cada historia que cruza la imperceptible línea de la calle, cada sujeto anónimo, cada perplejo rostro ensimismado, que voltea las horas en la clase. Ahí están, mirando al infinito de la sórdida habitación, como treinta o cuarenta perfiles distraídos, sin saber que la vida les espera tras la puerta de los años escolares. Ellos ríen, preguntan cuánto queda para jugar en el recreo, ellos sueñan con piruetas eternas, piden permiso para huir al baño, se pellizcan, sin saber que el verdadero y triste juego les golpeará en la cara como una losa gris en plena acera. Son ajenos a la crisis feroz, a la nostalgia de los días azules, no conocen la tristeza del primer amor, el rostro de la cuesta interminable que supone llegar a fin de mes, jamás leyeron a Bukowski, no entienden la palabra corrupción, ni siquiera se han planteado si la prima de riesgo ha subido por culpa del petróleo. El cansado maestro les explica las leyes de la física, el concepto de fonema o la manera de hacer una ecuación menos difícil, les habla de una vida que no han visto, de un océano allá donde hay ballenas, de los cuentos de Ulises y de la fórmula exacta del magnesio. Las palabras se escapan de las manos agrietadas del maestro, como si fueran voces inauditas, como el aire que arranca las ventanas, como si nada fuera verdaderamente cierto. Y entonces los alumnos preguntan cuánto queda, si pueden recoger sus carpesanos, si otro día, tal vez en otro momento, el viejo profesor dará lecciones sobre un mundo real que ellos no entienden.


(Publicado en periódico Primera Edición CLM, edición especial Navidad 2015:

Comentarios

  1. Me ha encantado este texto José Miguel. Yo también he visto esas caras de tedio, que no saben ver lo bello de la vida, ya sea por aburrimiento o incluso por desconocimiento. Pero esas caras, algún día probablemente se arrepentirán, y desearán regresar inútilmente al pasado, para quizá enderezar o descongestionarse la vida. Lo más triste es que no podrán hacerlo, y se arrepentirán de no haber visto todo lo bello desde el primer instante. Yo sí sueño, yo sí tengo metas, no concibo una vida sin retos, ni tampoco sin cosas bellas. Yo veo un mundo en la cabeza de un alfiler, pero eso es lo que hay que intentar hacer. No sé si esto me sucede porque he leído a Bukowski o porque me he dejado engatusar por la Maga de Cortázar, pero yo sí tengo sueños y propósitos en mis ojos, al fin y al cabo, la vida es tan solo eso: un beso efímero dentro de una muerte interminable. La vida es sueño, al fin y al cabo, no?
    Saludos :)

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  3. Gran texto José Miguel. Puede que esos alumnos parezcan aislados del mundo que no conocen y que usted como profesor intenta darles a descubrir pero, ¿quiénes somos tu y yo para juzgar el mundo que ellos quieren creer que es el real? Todos tenemos metas en esta vida , ya sea en el mundo que conozcamos o no , muchas personas tienen metas que asienten que no podrán alcanzar. Esas son las verdaderas vidas que no son conocidas; es decir, el mundo que no conocemos ya que es aquel que uno mismo no puede alcanzar,es aquel mundo en el cual no queremos reconocer la verdad como consecuencia del dolor que nos pueda causar, ese mundo es el desconocido por esos alumnos como tu muestras en este texto y de aquellas personas que tratan de esconderse o de escapar del martillo de la vida llamado realidad. Un cordial saludo de alguien muy cercano a ti :)

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